El gobernador Rick Scott durante su discurso del Estado a la sesión conjunta de la legislatura de la Florida, 7 de marzo de 2017, en Tallahassee, Florida. Steve Cannon AP
El futuro del buen uso del idioma de Cervantes se traza en un capitolio donde la inmensa mayoría de los legisladores no sabe ni un ápice de español más allá de un hola y un adiós.
La Florida –cuyo ADN lleva la cultura hispánica reverdecida por oleadas de inmigrantes latinoamericanos que impulsan al estado a regresar a sus raíces originales con una mirada hacia el futuro– pudiera perder de vista uno de sus más valiosos baluartes: el bilingüismo.
La palabra como signo de inteligencia, como vigoroso vehículo para comunicar pensamientos, ha perdido valor, especialmente en las redes sociales, y pudiera devaluarse aún más en la sesión legislativa comenzada esta semana.
Son cuatro las pertinentes propuestas de ley en momentos en que las cosas marchan amarga y desesperadamente mal para el don del multiculturalismo, pues en Estados Unidos prosperan a granel los axiomas de la ideología English Only, vinculada con una postura netamente antiinmigrante y xenofóbica.
Estas propuestas SB 104/HB 265 conducentes a una crisis comunicativa entre la juventud en una era informática de carácter impersonal, disiparían el interés de los alumnos en la instrucción de la lengua española; en los núcleos familiares hispanos a menudo tampoco se incentiva. Asimismo, menoscabaría el talento lingüístico requerido para el ingreso en las universidades privadas. ¡Vaya incoherente involución histórica!
Si bien se ha demostrado que el bilingüismo favorece las habilidades cognitivas y la inteligencia social, no existe un certificado de educación bilingüe para el personal docente en Florida. De modo que en las escuelas de Miami a veces se ven forzados a dictar cursos de español maestros de ascendencia hispana que no heredaron el uso correcto de la gramática, la riqueza del vocabulario y otros recursos literarios. El proyecto HB 1181 busca implementar dicho certificado, cuya obtención requerirá estudios especializados y demostrar competencia en el dominio de ambos idiomas, tanto hablado como escrito.
Al menoscabar los programas de educación bilingüe, el Estado cercena el progreso de los Aprendices del Idioma Inglés (ELL), estudiantes inmigrantes que precisan un nicho abundante en ayuda para llevar el fardo pesado de adaptación a una nueva lengua y cultura. Ya en años anteriores se exhortó a la Legislatura a establecer un Comité Asesor del Departamento de Educación en asuntos pertinentes a los ELL. Esa es la meta de la nueva propuesta SB 1630.
Son precisamente estas familias inmigrantes algunas de las que más se beneficiarían de programas y servicios asistenciales cuya información solo se divulga en inglés. En la Florida residen 3.7 millones de hispanohablantes; en el Condado Miami-Dade 1.5 millones. Es hora que un territorio nombrado por inspiración de expedicionarios españoles que lo descubrieron el día de Pascua Florida, responda mejor a las condiciones de su población. Mientras el español agoniza en la Casa Blanca, el proyecto SB 1532 aspira al trilingüismo, incluyendo creole, en las páginas web y comunicados de agencias floridanas.
Los materiales jamás serán poesía de Garcilaso de la Vega, ni los cursos escolares enseñarán a escribir como Isabel Allende, pero harán aportes para salvar algo del buen gusto literario y el oído musical de quienes atesoramos el español como lengua materna. Esta es una batalla más de la guerra entre la Florida monolingüe y la Florida bilingüe. No la perdamos.
Escritor venezolano, periodista, biógrafo y cronista del acontecer de Miami.
Siga a Daniel Shoer Roth en Facebook y en Twitter: @danielshoerroth